Enganchados a la belleza de La Cabrera
Ya va para veinte años que un grupo de alicantinos se enamoró de La Cabrera. Una aventura que comenzó en busca de belleza y atraídos por el lobo. En Valdavido, donde estos nacidos en Orihuela y Torrevieja, están empadronados viven en los inviernos menos de cinco vecinos pero ellos vieron en este pequeño pueblo del municipio de Truchas el remanso de naturaleza que iban buscando. Los alicantinos viven a caballo entre su provincia natal y la comarca leonesa. Su libro de cabecera es Los lobos de Morla, de José Antonio Valverde, que relata la vida a comienzos del siglo pasado. El autor contó con los escritos de Salvador Teruelo, un pastor que aportó su saber lobiego y el quehacer de las gentes de La Cabrera.
Los cánidos son el leimotiv de las actividades de estos aventureros, licenciados y doctores en Biológicas, Ciencias Ambientales o en Derecho Ambiental. Saben detrás de lo que andan y en las penúltimas elecciones salieron elegidos para conformar la junta vecinal de Valdavido, donde hay doce empadronados con derecho a voto. Además han involucrado a los oriundos de la localidad que también forman parte de la dirección de la pedanía y están en la misma línea del paradigma que buscan para La Cabrera.
«Encontrar un reducto así resulta increíble, poder disfrutar del lobo, del oso o de la arquitectura popular te va enganchando y cada vez te implicas más», señala uno de los miembros de la junta vecinal, que recuerda como han logrado parar los primeros intentos de construcción de viviendas aledañas a la iglesia de San Roque. «Lo bonito es recuperar la arquitectura popular de principios del siglo XIX, tratar de avanzar sobre lo que otros hicieron», apunta.
Estos enamorados de la naturaleza están gestionando el Plan Técnico de Caza, con el propósito de sacar al lobo y educar en la tala basada en criterios de sostenibilidad. Se muestran contrarios a los pinares intensivos, al entender que restan biodoversidad, elevan el riesgo de incendio y quitan belleza al paisaje. «Hay que saber entender la esencia de los lugares, combinando la sostenibilidad con los recursos», aseguran.
Proyectos
Es precisamente esta gestión sostenible, la que los ‘alicantinos cabreireses’ tienen por bandera. Recientemente crearon la Asociación Cabrera Natural, con el propósito de promover la conservación de los valores culturales, ecológicos y naturales de la comarca. Uno de los primeros pasos que dio la entidad fue la firma de un convenio con la Fundación Oso Pardo (FOP) para llevar a cabo una serie de actuaciones en la zona encaminadas a favorecer el asentamiento de osos en la comarca, donde ya hace algo más de un año se detectó un ejemplar y después se avistaron otros en Morla de la Valdería, Villar del Monte o en el propio Valdavido. Ante este nuevo panorama todo parece indicar que el oso ha vuelto y quiere quedarse en La Cabrera, donde se había dado por extinguido hace veinte años.
El proyecto con la FOP se está materializando en llevar a cabo tareas de mejorar del hábitat de los plantígrados, que se alimentan de especies frondosas con frutos secos. El objetivo es impulsar la llegada de las hembras, para fomentar el crecimiento de la población osera. Además, el proyecto descansa en acciones formativas y divulgativas vinculadas a la gestión y conservación del patrimonio natural. Muy en la línea de los miembros de la junta vecinal de Valdavido que acaban de crear un Aula de Educación Ambiental en el pueblo, donde han dado charlas sobre la importancia de los ríos, el oso y el lobo. «El objetivo es promover la cultural, porque el primer paso es dar a conocer para que los vecinos entiendan el entorno y se enamoren de lo que tienen, que es un auténtico tesoro». La pedanía también impulsa la celebración de concejos abiertos, fundamentalmente en verano, pero lo que más le gusta a este grupo de enamorados de la comarca es echarse al monte para buscar lobos, el motivo que les llevó hace casi dos décadas hasta La Cabrera.
A corto plazo tienen proyectos para revitalizar Valdavido, su patria chica, y la zona. Se proponen potenciar el turismo ligado a los lobos y a los osos que, según los datos de otras experiencias similares, podrían atraer turistas de toda Europa.
Entre Alicante y La Cabrera ya no hay distancias, sólo esfuerzo para impulsar una comarca tan bella como muchas veces olvidada.